25 de julio de 2013

 ¿Es posible reducir el impacto ambiental de una gran zona industrial sin generar un costo suplementario?

  La respuesta es sí, y para esto vale inspirarse de la vida en estado natural, que hace del menor desecho un recurso para otro organismo...

Kalundborg es una ciudad de 20 mil habitantes situada a 100 kilómetros al oeste de la capital de Dinamarca. Desde 1960 se convirtió en un centro industrial de gran importancia para ese país gracias al establecimiento de un centro industrial de gran escala. Este hecho le ha merecido un reconocimiento como paradigma urbano de productividad. 

Kalundborg es una de las principales zonas industriales de Dinamarca.
Compuesta de nueve empresas independientes entre las que se encuentran
las más importantes refinerías y centrales térmicas del país.
El principio de la innovación ecológica en Kalundborg es sencillo: consiste en controlar la complejidad de las actividades industriales de la región ordenando las empresas en una estructura similar a la de una cadena alimenticia. La ciudad se concibe como una estructura similar a la de una cadena alimenticia, como una unidad compuesta de relaciones orgánicas; éstas abarcan una gran variedad de especies que interactúan con los recursos materiales disponibles. 

A través del Parque Eco-Industrial, la ciudad ha encontrado nuevos potenciales económicos donde parte del flujo material se recicla para proteger las reservas naturales. La jerarquización de los sectores productivos ha permitido la ocupación y rentabilidad de los habitantes de la ciudad y la reducción de la carga de desechos materiales en el agua, el suelo y el aire de la región.

Simbiosis industrial es un concepto en el que las industrias de una región colaboran para utilizar los sub-productos de otras compañías o y de esta forma compartir recursos y la estabilidad del sistema.  El resultado de esta política urbana ha repercutido en beneficio ambiental, que a su vez produce un beneficio social, y redunda en un mejoramiento de la sostenibilidad.

En Kalundborg el desecho de una fábrica 
deviene en el recurso de otra.
El eco-parque de Kalunborg es el feliz resultado de tres decenios de toma de conciencia y de esfuerzos que han visto, poco a poco, desarrollar proyectos de intercambio de agua, desechos y energías entre las plantas de producción. En ese parque original, el desecho de una fábrica deviene en el recurso de otra. Los circuitos de reutilización permiten disminuir el consumo de materia y energía.

El objetivo de cada cooperación es antes que nada, ganar dinero. El primer proyecto fue el de la refinería Statoil que ante las dificultades de aprovisionamiento de agua a principio de los '70 presionó a la municipalidad para construir una tubería que una la refinería al lago de Kalundborg. A cambio de ese servicio Statoil se comprometió, después del uso, a proveer de agua caliente a la central térmica vecina y a reciclar su agua para que salga al menos tan limpia como había entrado.

Unos años más tarde, los ingenieros de la central térmica propusieron a las empresas vecinas suministrarles directamente el calor con el vapor de agua que ellas generaban. Éstas aceptaron y desde entonces disponen de ello para el consumo de sus fábricas o para hacer funcionar sus turbinas.

Al final de los '80, es una empresa piscícola se instaló para beneficiarse del agua tibia y limpia que sale de la central térmica. Desde entonces produce cerca de dos cientos toneladas de truchas y salmón cada año.

Los últimos proyectos han surgido con relación a los desechos. En lugar de ser tirados, son utilizados como materia prima o como recurso por las fábricas vecinas. La central térmica por ejemplo, vende doscientas mil toneladas de dióxido de azufre que su producción genera al establecimiento vecino para la producción de paneles de yeso. Estos desechos son reciclados en la fábrica de enfrente.

Otro ejemplo: más de un millón de toneladas de residuos de levadura de la fábrica de producción de insulina de Novo Nordisk se recuperan para enriquecer la alimentación de ochocientos mil cerdos que se crían en las granjas vecinas.

Se trata de veintitrés proyectos de colaboración (diez sobre gestión compartida del agua, siete sobre energía y seis sobre desechos) que permiten una reducción global del impacto ambiental del predio de Kalundborg.

Los resultados son sorprendentes. El consumo de agua de nueve empresas ha disminuido un 25% en diez años y casi tres millones de metros cúbicos se economizan al año. También cada año se evita la utilización de cuarenta y cinco mil toneladas de petróleo, de quince mil toneladas de carbón, y que ciento setenta y cinco mil toneladas de dióxido de carbono (uno de los principales gases que tienen efecto invernadero) sean lanzados a la atmósfera.

Todos estos proyectos nacieron de la voluntad de evitar los residuos. Después de la primera cooperación, se han economizado más de 60 millones de euros. Desde el punto de vista económico, todas estas iniciativas son rentables y el retorno sobre las inversiones muy rápido. La mayoría de los proyectos se han rentabilizado en dos años, y los otros en un período máximo de cuatro años.

Este ejemplo muestra perfectamente que las industrias pueden ser rentables y eficaces en disminuir el impacto sobre el medio ambiente. Incita a considerar los procesos industriales como las reacciones de un metabolismo. El parque industrial se parece también a un ecosistema, con una multitud de interacciones y de interdependencias.

Resulta útil inspirarse una vez más en la vida en estado natural. En la naturaleza el menor desecho es un recurso para otro organismo. Y en la evolución, la facultad de consumir la menor cantidad de recursos posibles, un criterio de selección natural.

La concepción clásica de una fábrica para un industrial ha reposado mucho tiempo sobre un esquema de pensamiento muy extendido que considera los recursos como infinitamente disponibles. Pero la Tierrra no es capaz de producir materias como los metales petróleo al infinito, ni de absorber después de todo los desechos producidos. En todo caso no al ritmo que el hombre le impone actualmente.

El ejemplo de Kalundborg encarna el nuevo estado de espíritu que habría que adoptar.