4 de julio de 2013

Lo que para muchos mendocinos equivale a basura, para otros dedicados al reciclaje de chatarra, representa la fuente de ingresos de su familia. 
La chatarra recolectada en Mendoza genera aproximadamente unas mil toneladas de metal anuales, que luego son destinadas a acererías del resto del país para ser exportadas a Europa o China finalmente.


En todos los departamentos de la Provincia existen depósitos dedicados a la compra-venta de este material, principalmente en Las Heras, Guaymallén, Maipú y Luján. Este es el primer eslabón en la cadena de reciclaje del hierro que se destina luego a las empresas siderúrgicas.
Quienes se encargan de la recolección primaria del material, son personas que realizan esta labor de una manera informal para venderla luego a los centros de acopio. 
El material colectado es: la mayoría de vehículos fabricados con metales sólidos, estructuras metálicas como perfiles y angulares, lámina galvanizada, puertas y carrocerías, envases de lata como jugo, leche en polvo y pinturas.
El empresario Carmelo Germanó, es titular de una planta de reciclaje, Favorable SA, sita en calle Junín 1185 de Las Heras explica cómo se lleva a cabo el tratamiento del material: primero se pesa en una báscula, luego se clasifica y compacta con máquinas tipo prensas y esos fardos son vendidos a siderúrgicas. 
La chatarra metálica que proviene de autopartes, piezas industriales, calefones, calefactores, ollas, estufas, se paga alrededor de $3 el kilogramo. Es un negocio que genera mucha mano de obra en la zona. 
Las industrias que más generan chatarra son la de la automotriz, de electrodomésticos y la construcción. Pero también el aporte de los residuos domiciliarios es importante por la recuperación de latas que contienen hierro y estaño.
En Mendoza se estima que el 80% del volumen del mercado de la chatarra es de metales ferrosos y el resto lo componen bronce, cobre y plomo. 
El hierro que es utilizado en la industria de la construcción, tras las demoliciones se convierte en chatarra, y ésta a su vez se convierte en materia prima para la industria siderúrgica que reutiliza el hierro mediante su fundición, convirtiéndose así nuevamente en el producto de origen. 
Se genera así un circuito de aprovechamiento de estos desechos, que de otra manera producirían una contaminación importante.