25 de noviembre de 2013

La energía solar fotovoltaica se genera a partir de una fuente limpia, abundante y renovable como el sol. El mecanismo de conversión consiste en captar la energía lumínica proveniente del sol y transformarla en energía eléctrica. La electricidad generada puede ser utilizada de forma idéntica a la proveniente de la red pública. Los paneles solares pueden ser implementados tanto en hogares, industrias como zonas rurales. Con ésta tecnología, no solo se logra generar energía autóctona y no contaminante, sino que también se logran disminuir notablemente los costos en electricidad.
 Entre los años 2001 y 2012 se ha producido un crecimiento exponencial de la producción de energía fotovoltaica, doblándose aproximadamente cada dos años. Si esta tendencia continúa, la energía fotovoltaica cubriría el 10% del consumo energético mundial en 2018.
La energía solar fotovoltaica es actualmente, después de las energías hidroeléctrica y eólica, la tercera fuente de energía renovable más importante en términos de capacidad instalada a nivel global.
Gracias a los avances tecnológicos, la sofisticación y la economía de escala, el costo de la energía solar fotovoltaica se ha reducido de forma constante desde que se fabricaron las primeras células solares comerciales, aumentando a su vez la eficiencia, y logrando que su costo medio de generación eléctrica sea ya competitivo con las fuentes de energía convencionales.
La tasa de retorno energético de esta tecnología, por su parte, es cada vez menor. Con la tecnología actual, los paneles fotovoltaicos recuperan la energía necesaria para su fabricación en un período comprendido entre 6 meses y 1 año y medio; teniendo en cuenta que su vida útil media es superior a 30 años.
Con la utilización de este tipo de energía, estamos ayudando a disminuir el impacto que generan las energías tradicionales a nuestro medio ambiente. En términos nominales, al contar con una vida útil de más de 30 años, una casa promedio alimentada energéticamente con paneles solares, ayudar a disminuir las emisiones de dióxido de carbono en más de una tonelada por año. Esto es más de 30 toneladas de CO2 en la vida útil de los mismos.
Por otro lado, la producción de este tipo de energía no solo nos genera grandes reducciones en los gastos de electricidad sino que también, al ser una fuente autóctona, no se sufren cortes de luz indeseados y todas las consecuencias que ello conlleva en términos económicos.